Nuestra democracia, además de imperfecta, es enormemente compleja, como venimos comprobándolo en estos últimos 40 años. Sobrellevamos, sin atinar a resolverla, una catástrofe económica que nos tensiona y empobrece, y una crisis de representatividad que afecta, ciertamente, al mundo de las instituciones públicas, y a muchas de las organizaciones de la sociedad civil.

Cortito y al pié:

Hay millones de personas que dedican su tiempo y esfuerzo para ayudar a los demás sin esperar nada a cambio. Tienen lo que llamamos auténtica vocación de servicio y su principal motivación es transformar la realidad en beneficio de sus prójimos.

A vos te tiene que quedar más que claro. Mauricio Macri habló de él, su gobierno, la libertad de maniobra que tenía en 2015 y de cómo tenían que llegar a producir una crisis para instrumentar su proyecto en un solo día.

Ya lo he dicho infinidad de veces. Para mí, con pruebas en la mano, el Gobierno del supuesto Ingeniero Mauricio Macri fue el peor gobierno de la historia democrática moderna.

La orden vino de arriba. Muy arriba. El jefe les mandó un mensajero, nunca en persona, y los conminó a que se pusieran de acuerdo. “¡Se sientan y arreglan ya!”

A mí los números no me dan. Los miro para arriba, los leo para abajo, doy vuelta la hoja, miro al dorso para buscar si existe algún truco magnético, pero nada.

Dicen que el asesor de campaña de Bill Clinton, James Carville, tenía un cartel con esa leyenda en el “bunker”. Corría el año 1992 y Bush padre contaba con una aprobación popular gigantesca, pero la economía comenzaba a decaer y era el punto sobre el que Clinton debía hacer mella.

Podés estar enojado. Tenés todo el derecho. Son muchos los años en que todo se nos hizo cuesta arriba. A todos, ¡Que joder!

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