La educación es la base para la inclusión social de los excluidos

El inicio del ciclo lectivo 2022, está programado para el 2 de marzo; y faltando apenas días para ello, el gobierno aún no pudo resolver el problema de paritarias docentes.

 

Y no solo me refiero al aspecto salarial, que es bastante difícil contener la demanda de los trabajadores ante la inflación que no da tregua; sino al otro que es tan importante como el que los trabajadores estén remunerados; y no sigan estando por debajo de la línea de pobreza, como lo son las condiciones laborales y de buenas infraestructuras que permitan comenzar las clases como se merecen los alumnos y los docentes.

 

El gobierno, y los docentes también quieren, apunta a comenzar en pleno con la presencialidad total. Llenemos las aulas de alumnos... Pero vemos que aún hay aulas, establecimientos que, a días nomás, no ofrecen ninguna seguridad para albergar a los alumnos (que por otra parte cada años se aumenta la matrícula y las estructuras edilicias siguen siendo las de cuarenta  o cincuenta años atrás. Muchas de ellas como que se están cayendo a pedazos.

 

Que yo recuerde, en las paritarias pasadas, se puso en la mesa de discusión, entre docentes y gobiernos, tres puntos fundamentales para brindar una mejor calidad educativa: BUENOS SALARIOS, CONDICIONES DE SALUBRIDAD E HIGIENE y AUMENTO DEL PERSONAL DE APOYO o AUXILIARES.

 

Ninguna de los tres pedidos básicos para generar un espacio de educación de calidad, se terminan de definir adecuadamente.

 

Los docentes, y también lo padres, en estos días tienen en mente la discusión de los porcentajes de aumentos  salariales que el gobierno pueda y quiera ofrecer.

 

Pero cualquiera sea el arreglo que se llegue, para cerrar el acuerdo paritario que aún es incierto por estos días en nuestra provincia, se deja pendientes otros ítems que hacen a la importancia de la educación pública en general.

 

Si se han hechos escuelas nuevas, pero hay otras que, como lo dijimos más arriba, están abandonadas en cuanto a lo edilicio y a los servicios básicos esenciales.

 

Si la política educativa no cambia; si no dejamos de lado la demagogia discursiva, en este tema, no nos vayamos a sorprender que sigamos siendo la provincia con el mayor índice de pobreza y marginalidad,  sino que pasaremos a ser, lastimosa, la reserva de pobres que no tendrán un espacio digno en el futuro.