¿No empezaste con bronca en el ambiente? O, mejor dicho, cuando conversabas antes de las elecciones con algún vecino o familiar, ¿no percibías esa bronca por lo que se estaba viviendo por la inflación, la falta de rumbo claro, varias cosas indefinidas como “son todos iguales”, “al final yo siempre trabajé y estos…. “así la voz surgía de esas gargantas a veces áspera, otras chillona, transmitiendo bronca, pidiendo venganza?

 

Debatir con argumentos “postergadores de la satisfacción inmediata”, cuando otros te dicen que se hace siempre lo mismo y que él tiene la solución, es muy difícil.

 

Para argumentar que él era diferente, además de su aspecto de desquiciado, su anomalía funcional, propuso cosas imposibles.

 

Dolarizar los sueldos, luchar contra el enemigo, es decir “la casta”, destruir la inflación, el gasto público improductivo, devolverle los impuestos al que trabaja, terminar con el clientelismo de los movimientos sociales y otras cosas, pocas más.

 

Eran expresiones surgidas de estudios de opinión de la población argentina. A cada frase le correspondió un público objetivo y fue exitoso. Es lo menos que podemos afirmar.

 

Ahí lo tenés al desquiciado, entregando al país en bloque. (parafraseando a Brandoni, radical cipayo si lo hay)

 

Pero claro, todo puede empeorar. Es solo cuestión de tiempo, porque en el medio del proceso, cuando tuvo que elegir quienes podían acompañarlo, recurrió a las tropas de Macri. No solo las convocó, sino que logró, paso a paso, extorsión a extorsión, arrancarle este capital electoral construido durante años al Capo Maffia de Mauricio.

 

En las primarias pierde Patricia Bullrich porque no hay otro exponente más evidente de la Casta a la que hacía referencia Javier Gerardo durante su campaña, su debate, su ironía. Macri cae en la volteada, solo que tiene capacidad de supervivencia, sobre todo tiene poder judicial que lo protege, lo blinda.

 

Pero el tiempo pasa, canta siempre la Negra Sosa, y los discursos se van volviendo viejos como nosotros, solo que más rápidamente.

 

Vemos que todas las medidas adoptadas atacaron a la clase media y a los más humildes y protegieron a los ricos y poderosos, la casta.

 

El colmo simbólico es la eliminación de los impuestos de importación a los autos de lujo. Autos que valen varios kilómetros de cañería para el agua en los barrios que no la tienen, o cuadras de tendido eléctrico, o cordón cuneta. Los multimillonarios ahorran unas migajas. Quino, el de Mafalda, lo graficó mil veces.

 

Las medidas avanzan sacándonos derechos con el argumento del equilibrio fiscal y DÁNDOLE PRIVILEGIOS A LOS QUE SE LA LLEVAN SIEMPRE.

 

Y el proceso avanza y entonces comenzamos a escuchar cierto silencio en la misma carnicería que antes se divertían sonoramente con Milei y sus perros o su hermana. Hoy, es verdad, nadie muere por Cristina, por Axel o Moreno, pero se comienza a percibir que lo que sucede es muy malo, peor que lo que nos pasaba hace apenas poco más de un año.

 

Los medios hacen fuerza para sostener lo insostenible. Trump es lo mejor, Trump es lo mejor, no vamos a devaluar, no vamos a devaluar, defendamos el equilibrio fiscal, defendamos el equilibrio fiscal, así en todo el “espinel” de medios comprados son un calco, una fotocopia, tan parecidos que podés prescindir de las caras, de los canales, de los medios.

 

Y nos vamos dando cuenta que hemos (han) sido estafados hasta el tuétano, igual que con Martínez de Hoz, con Menem, con Macri. Igual, igualito, las mismas medidas.

 

Otro collar para el mismo perro.

 

Y se le ha dado poder a quien nos está atacando hace meses. Mucho poder.

 

Entonces entendemos que la venganza que pretendíamos al principio, contra esos hijos de puta que nos venían cagando hace años, se transformó en darle poder a quienes nos cagaron concretamente y lo siguen haciendo, ahora con nuestro consentimiento.

 

A Milei le dijeron, “tomá, acá tenés la soga para ahorcarlos a todos” y hoy reconocés la soga, tiene la etiqueta del ferretero donde compraste, en tu cuello. El colmo de la ironía, la pagaste con Mercado Pago.

 

Ahora no pedís venganza, hoy tenés miedo. Sabés que o reaccionás o será tarde.

Vo’ ve’