En las últimas semanas hemos vivido silenciadamente, el recrudecimiento de un proceso que nunca se detuvo. La toma de terrenos.

Esto no es un evento. Algo que surge de la nada, una explosión de una fuga de gas inesperada o un choque en la esquina.

 

La toma de terrenos obedece claramente al fracaso de una de las prioridades sociales en manos de la clase política principalmente, la Política de Vivienda.

 

Obviamente no es patrimonio exclusivo de este Gobierno. El déficit habitacional tiene larga data en Salta y su crecimiento o reducción va de la mano del ciclo económico en que nos encontremos.

 

En la época del Gobernador Juan Carlos Romero se hablaba de un déficit habitacional cercano a las 35 mil viviendas. Desde entonces esta cifra se ha duplicado.

 

Todo esto tiene sentido. Entre 2001 y 2022, último censo, la población de Salta creció 361.621 personas, estas corresponden al equivalente de unas 90 mil familias. Podemos decir sin temor a equivocarnos demasiado, y solo como para tener un panorama que oriente decisiones políticas, que por año en la Provincia de Salta deben construirse más de 4500 viviendas. Cosa que no ha sucedido en este período. El 2 de marzo pasado, el Presidente Fernández, en La Poma, nos contó que en Salta se habían entregado o estaban en ejecución 8067 “soluciones habitacionales”. Es decir, la mitad de lo calculado que necesitamos. Hay que reconocer que la Nación invirtió por año un 40% más en la provincia que en los 12 años anteriores. Este equivalente a algo más de 2000 viviendas por año deben ser compensadas por la Provincia. Bien Gracias.

 

“Según el estudio del Ieral al que accedió este diario, en Salta el déficit habitacional pasó de 46.768 viviendas en 2001 a 62.340 en 2010 y se ubica hoy, de acuerdo con las proyecciones poblacionales del Anuario Estadístico de la Provincia, en 72.203 viviendas.” (https://www.eltribuno.com/salta/nota/2019-3-31-0-0-0-la-provincia-de-salta-tiene-un-deficit-habitacional-de-mas-de-72-000-viviendas 31 marzo 2019)

 

En una provincia que tiene el 50% de su población por debajo de la línea de la pobreza y una concentración de ingresos importante, la carencia se hace sentir entre las familias de salteños más necesitados. El mercado inmobiliario está concentrado en un pequeño sector de la población salteña.

 

Sobre el tema habitacional existe una paradoja. Cuando la economía se retrae la pobreza aumenta, el hacinamiento crece, la demanda de soluciones económicas se hace importante y la crisis reduce la oferta de gobierno a dar soluciones. (y la falta de previsión, obviamente) 

 

Por el otro lado, cuando la economía crece y el empleo aumenta y todo parece indicar que el propio trabajador podría hacerse cargo de su vivienda, es decir sin la intervención del estado, el mercado saca de la oferta los terrenos disponibles, para destinarlos al negocio inmobiliario.

 

Es decir que con crecimiento o con decrecimiento, la necesidad de un estado presente para compensar la avidez del mercado capitalista o las crisis cíclicas recurrentes, es casi más evidente en la fase de economía creciente que en la otra.

 

Un estado presente no es el anuncio de junio de 2020 del Plan Mi Lote sin continuidad. 

 

Tierra, Techo y Trabajo, ¿tán difícil es entender la consigna?

 

Gauchito Gil, Parque La Vega, Atocha, Los Pinos, entre muchos, son solo señales de una sociedad que no necesita anuncios rimbombantes o amenazadores, solo necesita un Suelo para Vivir.