La semana que pasó fue un huracán. De un lado y al otro de la grieta los nombres se superponían a las ambiciones. Unidos por la Patria, ex El Frente de Todos, se debatió entre sus corrientes principales y cada constructor original de aquel Frente de 2019 expresó su interés de liderar a UxP. Así, Alberto propuso a Scioli, Cristina a Wado y Massa a ….. bueno Massa se puso el mismo (L`Etat c`est Moi). Los gobernadores propusieron a Manzur, los movimientos sociales a Gravois y el cristinismo crítico de Soberanxs, Unidad Popular, PtP y otros, adherían a la idea de Wado. Rossi se mandó por su cuenta, como un “muleto” de Scioli.

De esa meresunda algo así como peronista, salió Massa-Rossi, como todos saben. En el interior del país la cosa fue mucho más ordenada porque cuando los gobernadores ganan no se los jode.

 

Simplifiquemos los análisis, más allá de lo que me pueda gustar o no de los nombres, sus historias conocidas y desconocidas, HAY QUE GANAR.

 

¿Sorprende que CFK elija a otro ministro suyo que se fue puteándola de su gobierno?

 

Política, el arte de lo (im)posible.

 

Del otro lado hace rato que, como herederos en disputa, Bullrich y Rodríguez se intercambian laderos, se roban candidatos y asesores. Mudan sus domicilios. Manipulan alianzas que no se plasman y otras que mejor que no se plasmasen. Al parecer Macri se retiró, no habla, ¿lo habrán mandado a callar?

 

Estas son las caras, las personalidades, las propuestas humanas, por así decir, de las dos fuerzas que van a polarizar las elecciones PASO y generales 2023.

 

Lo notable es que ambas fuerzas han encontrado un punto común sobre el cual confluir desde lados distintos. La futura relación con el FMI. Confluir aunque, esperamos, disentir.

 

El FMI es un instrumento de dominación del capitán/capital del hemisferio occidental. No el único, pero si uno que para la Argentina ha sido, históricamente letal.

Los últimos dos gobiernos, Cambiemos y FdT tuvieron cierta confluencia pecaminosa. El primero cometiendo el pecado de volver al FMI y el segundo en no plantarse ante las inconsistencias del acuerdo de Macri. Lozano, Olmos y otros, han descripto larga y concienzudamente lo irregular de aquel acuerdo. Entonces, ¿por qué se actuó así? En el fondo creo que existe en estas mentes formadas en esas universidades tan selectas del “Norte”, una actitud, un sentir, un obrar, colonial. Una relación amo/esclavo que viene de años. Alberto la tiene, Guzmán la tiene. Podemos agregar una larga lista en el mismo espacio político. Esta sumisión no es peronista.

 

Hoy vemos un escenario en el que las dos fuerzas confluyen. Simplificamos todos los detalles sobre tasas, préstamos y otras yerbas. Una dice “queremos más FMI” y otra diciendo “queremos menos FMI”.

 

Lo que logró el macrismo o cambiemos, como Ud prefiera, es introducir al instrumento de dominación como centro de la puja política para el futuro. De lado quedan los problemas de reducción de la pobreza, la puja distributiva, el modelo industrial, la sustitución de importaciones, la educación y la salud públicas de calidad. A un lado queda la otra visión de Argentina supermercado del mundo, metáfora macrista que tendría que haber hecho entender a los votantes que las empresas iban a cerrar. Un supermercado no fabrica, solo compra y vende. Ninguna de las dos vertientes importa porque ambas son dependientes de la relación con el imperio. Hoy el FMI, es decir los EEUU, condicionan todos los factores de poder económicos. Petróleo, Litio, Vías navegables, Oro, Agroganadería, etc.

 

Lo que el macrismo, con sus Larretas y Bullrichs entregó fue la soberanía. Tenemos que recuperarla. Con uno no sabemos si podremos, con el otro estamos seguros que nunca lo haremos.

 

Una u otra vertiente se realizará de acuerdo a lo que los intereses del norte indiquen. A menos que terminemos con el colonialismo mental de nuestros conductores.

 

Hasta que un ministro se plante y diga: “¿Qué mirá Bobo?” estaremos en el horno.

¡ANDÁ PA`LLA!