He leído los discursos inaugurando las sesiones legislativas de nuestro presidente, de nuestro gobernador, de Rodríguez Larreta y de nuestra intendenta capitalina.

 

Probablemente porque estamos en un año electoral, los discursos se centraron más en la figura de los disertantes, que en las jurisdicciones que están conduciendo. Se mostraron como los forjadores de un nuevo mundo. Lo anterior no existe o es defectuoso.

 

Gustavo Sáenz en un discurso intrascendente, mencionando obras y servicios, sin especificar la procedencia de los fondos. La mayoría son nacionales. Pero el ocultamiento del origen se compensa con la capacidad de gestión de Gustavo, que ya lo demostró desde la intendencia. Con el problema del agua y la energía de nuestro norte, tangencialmente inculpó a Urtubey. Debió haber sido firme y denunciar que el Fondo de Reparación Histórica, dólares que todavía debemos, fue dinero tirado a la basura, pues no cumplió ninguno de los objetivos por el cual fue creado. Tratándose de actos administrativos irregulares, imprescriptibles, debió instruir a su Fiscal de Estado para que se constituya en querellante en la causa contra los hermanos Urtubey. Hubiese sido un buen modo de romper con la corporación. Los encargados de vigilar que se cumpla la legalidad y se combata la corrupción, los becarios de la Auditoría General de la Provincia, la miran desde afuera, como diciendo yo que tengo que ver, mientras sorben su whisky importado, apoltronados en el sueldo de camaristas.

 

El discurso de Gustavo de 2022 fue magistral. He recomendado su lectura. Pegó en el clavo insistiendo en la educación, que es la verdadera grieta entre los que obtienen una educación de calidad, y de los que se conforman con pasar de curso. En 2022 pintaba para estadista. En 2023 es solo un político más.

 

Rodríguez Larreta, se puso el traje de candidato a presidente, y se olvidó que gobierna la CABA. Nos prometió el paraíso y se colocó la aureola de enviado divino que lograría superar la grieta uniendo a todos los argentinos. Para lograrlo debió haber enunciado un proyecto socio económico que nos conmueva. Que otorgue seguridad jurídica y permanencia de las reglas de juego, para que haya inversiones y los argentinos saquemos los dólares del colchón y de las cajas de seguridad.

 

Con Alberto otra vez sopa. Los únicos virtuosos son él y ella, la perseguida injustamente por la Justicia, en contubernio con los poderes ocultos, para impedir que nos siga llevando al cielo chavista. Sólo China nos supera en crecimiento. Tenemos mejor estándar de vida que los alemanes. Argentina Potencia. Estamos condenados al éxito. Cáscaras vacías de contenido, que cada vez menos argentinos creen.

 

Fue un discurso meramente electoral, continuando con la línea argumental que intenta que los argentinos nos olvidemos de la inflación, de la desocupación, de los millones que viven del Estado, de la anomia de nuestra juventud, de la emigración de los más capaces.

 

Sigue intentando que los argentinos denostemos a los porteños, bastión anti K, postura muy redituable, pero que hace agua cuando recordamos que el dinero que le sacó a la CABA no fue para las provincias con peores indicadores socioeconómicos, como es Salta, sino para la provincia de Buenos Aires, la que pretenden amurallar para que permita a Cristina ser senadora nacional y a Kicillof gobernador.

 

El ataque a la Corte de Justicia es en realidad un ataque al sistema republicano. El juicio político por razones no contempladas por la Constitución, pues se los quiere destituir por sus sentencias, es una forma más de abroquelar la postura de un veinte por ciento de los argentinos que creen que la solución es K.

 

El de Alberto fue un discurso meramente electoral. Impropio de un presidente en ejercicio. Estuvo dirigido especialmente a Cristina, pues su ambición quimérica de ser reelegido, es imposible sin su anuencia.

 

Rodríguez Larreta en una nube; Bullrich mucha fuerza y pocas luces; Macri, agazapado, tan mal gobernante como Cristina y Alberto; Manes inexperto; Morales, buen gobernante pero sin convocatoria; Pichetto, experto y honesto, muy lejos de la meta. Queda Milei, que crece por la inoperancia de los otros candidatos, pero qué, si gana, explota la Argentina con sus propuestas.


Tata Dios, Señor del Milagro, Virgen del Milagro, necesitamos una mano.