La Puna es una región de una magnífica complejidad geológica y de un extraordinario potencial minero. Ambas cosas están directamente relacionadas. La cantidad y variedad de rocas albergan a su vez un amplio abanico de recursos minerales. Algunos disponibles para las generaciones actuales y otros que lo estarán para las generaciones futuras, cuando los métodos de prospección y las tecnologías extractivas los hagan económicamente aprovechables.

Téngase presente que los antiguos pobladores precolombinos, los incas y los primeros españoles estaban detrás de metales nativos como el oro (cori), la plata (colque) y el cobre (anta), presentes en las cumbreras oxidadas de los panizos de sulfuros. Sombreros superficiales de hierros oxidados a los que llamaban "pacos", los que al profundizar mostraban metales de mezcla a los que designaban como "mulatos", y más abajo los "negrillos" o sulfuros primarios.

 

El cerro Rico de Potosí, que dio esplendor económico a España, lleva casi cinco siglos de explotación y pasó por todas esas etapas. Y a pesar de los cientos de miles de toneladas que se extrajeron sigue tan fresco y lozano como siempre. Protegido como una geoforma paisajística, pero con miles de obreros que siguen aprovechando el recurso de la montaña de plata más rica del mundo. Desde la plata pura o nativa que mostraba en la superficie oxidada de los primeros tiempos, fue entregando luego sus ricas sulfosales y más tarde los sulfuros. Y al final, desde adentro y desde afuera, siguió brindando los metales subterráneos y de las montañas de escombreras que dieron y siguen dando riqueza siglo tras siglo.

 

Reservas a largo plazo

 

El objetivo de esta nota es mostrar que la Puna contiene riquezas minerales para muchos siglos más, tal como se expuso en la reciente reunión "Minería SLA" organizada por el diario El Tribuno y que se llevó a cabo en el Centro de Convenciones de Salta el 12 de mayo de 2022.

 

Hay explotaciones continuas y longevas que se remontan a antes de la llegada de los españoles, como es la extracción de la sal en panes de las salinas y en bloques de los cerros de sal de roca.

 

Del lado chileno hay depósitos de cobre que se explotan desde hace más de un milenio y de los cuales se obtuvo desde el metal nativo para herramientas hasta turquesas y otros minerales coloridos y vistosos para ornamento. La obsidiana fue extraída para su uso en la fabricación de proyectiles por los indígenas y hoy su producto hidratado, la perlita, se sigue explotando en la Puna para expandirla y utilizarla en la construcción y en decenas de usos industriales.

 

Los boratos comenzaron a explotarse en la década de 1870 y se han mantenido como una actividad extractiva constante desde entonces. Mina Aguilar (Jujuy) se comenzó a explotar en 1928, pero tiene registros de explotaciones jesuíticas desde mediados del siglo XVIII. Mina Pirquitas, también en Jujuy, se explotó desde 1930 y hoy sigue activa al haber incorporado mineral de un yacimiento vecino. Como decíamos al principio, la Puna muestra una diversidad de rocas de muchos orígenes y edades.

 

Están allí presentes rocas de casi todos los períodos geológicos, desde el Precámbrico hasta la actualidad. Con minerales que se están formando hoy mismo en verdaderos laboratorios geoquímicos naturales. Rocas ígneas, sedimentarias y metamórficas; ígneas plutónicas, filonianas y volcánicas; sedimentarias clásticas, químicas y evaporíticas; metamórficas de alto, mediano y bajo grado, etcétera.

 

Esa variedad genética de rocas conlleva también minerales variados incluidos en ellas, tanto metalíferos, no metalíferos y rocas de aplicación; metales preciosos, ferrosos y no ferrosos; minerales nucleares y tierras raras. Minerales industriales de un amplio espectro. Esto fue reseñado en un artículo que publicamos en 1987 en la revista "Estudios Geológicos" de Madrid (España), en conjunto con el Dr. José G. Viramonte, y al que titulamos "Geología y metalogenia de la Puna". Y en cientos de trabajos científicos más; propios y de terceros.

 

Rocas antiquísimas precámbricas se encuentran al oeste del salar de Antofalla y forman parte de un viejo cratón que viene desde Arequipa. Rocas precámbricas más jóvenes forman el núcleo de la sierra de Cobres y los cordones de Cachi y Palermo. Se han encontrado en ellas pegmatitas con grandes cristales de cuarzo, feldespatos y micas, así como berilo, columbo-tantalita (coltán), bismuto nativo, turmalinas, minerales de litio en roca, etcétera.

 

También aparece una faja de silicatos de aluminio (sillimanita), que es la más importante del país y que fuera estudiada por el sabio japonés Kitaro Hayase y más tarde por el recordado Dr. Alfredo Castillo, ex director de Minería y profesor de la UNSa.

 

Ampliamente extendidas se encuentran las rocas marinas del período Ordovícico que contienen una amplia variedad de minerales, desde sulfuros volcánicos de plomo, plata, zinc, hierro y cobre, hasta vetas de oro, plomo, zinc y baritina, entre otros. Vetas famosas de oro, explotadas ya en tiempos prehispánicos y durante la colonia son las de Incahuasi al sur del salar de Hombre Muerto y las de Olaroz y Rinconada, en Jujuy.

 

Los viejos volcanes

 

En la Puna de Jujuy hay además asociados a la destrucción de las vetas diversos aluviones con pepitas de oro.

 

Si bien se conocen retazos sueltos de rocas de otros períodos geológicos como Silúrico, Devónico, Carbonífero, Pérmico, Triásico, Jurásico y Cretácico, la mayor concentración mineral se produjo durante el Terciario y el Cuaternario. Está relacionada con los volcanes y los salares.

 

Centenares de volcanes, viejos y jóvenes, de variadas composiciones químicas, estratovolcanes, domos o calderas, enormes, medianos o pequeños, con intrusivos, vetas o cúpulas de azufre, en fin, un universo magmático expulsado a la superficie con todos sus fluidos metálicos cristalizados en su interior o vaciados en las cuencas vecinas.

Los volcanes son como altos hornos que conservan su interior metálico. Algunos están intactos y otros han sido arrasados por la erosión. Algunos muestran en sus cumbres capuchones de azufre, mientras que otros exponen mineralizaciones de metales preciosos. De ambos tipos se encuentran en la cadena del Quevar.

 

Cientos de vetas rodean a los volcanes de la Puna, como las que se presentan en el distrito de San Antonio de los Cobres, con plata, oro, cobre, bismuto, antimonio, entre otros metales. Entre ellas Concordia, La Poma, Recuerdo, Organullo, Incachule, por mencionar solo algunas.

 

También están los pórfidos de cobre, oro y a veces molibdeno, entre ellos, Lindero, Taca Taca, Samenta, Río Grande, Santa Inés, Inca Viejo, Juncal y muchos más.

 

En estos, al revés de las vetas, el mineral está diseminado en pequeños cristales de sulfuros dentro de la roca. Por esa razón requieren de una explotación a cielo abierto y no subterránea, como se hacía en gran parte de la vieja minería.

 

Los salares

 

Entre cordones montañosos y volcánicos quedan grandes espacios que han sido rellenados por salares. En realidad, muchos de los salares actuales están contenidos dentro de otros viejos salares que los hubo durante el Mioceno, unos 5 a 7 millones de años atrás. Allí se formaron gigantescas masas de sal de roca, yeso y boratos que yacen en serranías al costado de los actuales salares, tal el caso de Arizaro, Antofalla, Hombre Muerto, Pastos Grandes y Cauchari.

 

Los salares actuales son grandes reservorios de sal, boratos, yeso, sulfato de sodio y otras evaporitas, además de salmueras enriquecidas en elementos alcalinos y alcalinos térreos como el litio, potasio, cesio, rubidio, magnesio y estroncio.

 

Por ahora se busca aprovechar el litio, pero en el futuro otros elementos químicos entrarán en juego.

 

La magnitud de los salares, su profundidad, las nuevas tecnologías de extracción, ecológicas y simples, abren un abanico de oportunidades futuras en una Puna fría, desértica e inhóspita. A ello hay que sumarle los depósitos de minerales metalíferos en vetas y diseminados, descubiertos y expuestos a la vista.

 

Y surgen preguntas metalogénicas claves que deben resolver la geología y la geofísica:

¿Cuántos depósitos minerales quedan aún por descubrir?,

 

¿Cuántos yacen en el interior de los cordones montañosos, lineamientos tectónicos y los núcleos de los volcanes?

 ¿Cuántos yacen por debajo de las extensas coladas de lavas ignimbríticas que sepultan rocas y relieves de la Puna?

 

Un futuro promisorio para la minería de Salta y su matriz económica.