Si hay algo que no debería caer en la grieta es un CENSO.

CENSOS hicieron todos, derechas, izquierdas, peronismos, imperios, dictaduras, faraones, emperadores, social demócratas, comunistas, usted elija, porque todos buscaron en algún momento tener información para distintas cosas.

 

Y por supuesto, cada vez que se hizo un censo existieron adversarios, sobre todo en el pasado antiguo. Porque entonces, por ejemplo, se buscaba censar a los hombres mayores de 20 años para enviarlos a la guerra y era el momento de esconderse, vestirse de mujer, darse por muerto la semana anterior, hasta estar “embarazado” o irse con las Carmelitas Descalzas, que se yo, cuánta trampa se podía imaginar para no caer en la volteada. Literalmente.

 

Con el tiempo la información buscada se fue ampliando porque servía para definir algo tan extraño en nuestras pampas, como la política.

 

En los Estados modernos, es decir aquellos que existieron en los Siglos XIX y XX, la información reunida, cada día más específica y definida “científicamente”, se utilizó para mejorar la salud, planificar las ciudades, las rutas, los trenes, las comunicaciones, priorizando lo priorizable, invirtiendo allí donde las conclusiones de los censos daban las recomendaciones

 

En la Argentina de hoy las grietas son necesarias a algunos para revivir la lucha ideológica y para ello nada mejor que un buen Censo. No es una discusión ideológica, es un conflicto de posiciones, de miradas, de creencias sin fundamentos, de ambos lados, por supuesto, pero tenemos que decir que es mucho peor la mirada de la derecha. Reflexione, la derecha llegó a tener por cierta la superstición del ario como raza superior y al judío como raza inferior. Y hoy la siguen blandiendo, aunque con otras etiquetas.

 

Lo cierto es que comenzaron a llover mensajes ”informando” que con el Censo 2022 iban a obtener información para expropiarles sus viviendas, o cobrarles Ingresos Brutos a los que no pagaban, o aumentarles las patentes del auto, ya que estaban “enemistados con esa clase media” tan recién llegada para estos analistas de la sociedad contemporánea.

 

La ventaja que tiene un Censo sobre cualquier otro sistema de cuantificación consiste en su elaboración, su solidez técnica y su comparabilidad. Es decir que se trata de un informe que por la enorme envergadura que tiene, más de 15 millones de viviendas, corrige errores de toma de datos, lo profesional de su preparación con un INDEC reconocido mundialmente y la coherencia con encuestas anteriores, nos permite como país, evaluar la situación actual y comparar con Censos anteriores.

 

El Censo es indiferente a la grieta, no le importa, no la contempla, como no la contempló en el S.XX, e intenta, en la medida del arte de la ciencia actual, alejarse de la superstición.

 

Pero, además, estimados grieteros, para conocer sus evasiones, sus elusiones, sus capitales escondidos, la ciencia moderna del S.XXI ha traído tecnologías mucho más precisas que una encuesta donde usted puede mentir. Su teléfono lo denuncia con mucha mejor precisión que un Censo, así que no joda, responda bien y ruegue que no lo busquen mirando su tarjeta de crédito, que allí seguro lo van a encontrar delinquiendo.