Salta, Alta Floresta, entre 2019 y 2021 los comedores y merenderos se multiplicaron por 5. Del otro lado, ampliación 20 de junio cerró su comedor porque no tenía como alimentar a tanta niñez empobrecida. 

La crisis económica entre 2018 y 2019 hacía temer esto, tanto se veía que Alberto Fernández, aún antes de asumir, había llamado a una epopéyica lucha contra el hambre en la Argentina, porque en el país de la comida había hambre como nunca. Inesperadamente, una pandemia tiró todo por la borda. 

 

La primera frontera contra el hambre en las provincias la tienen los municipios y en una provincia como Salta, donde los municipios son totalmente dependientes de los fondos provinciales, esa frontera se traslada al gobierno provincial.

 

Comedores y merenderos son estrategias de supervivencia de los que menos tienen. Implica un trabajo enorme de familias enteras que se dedican entre 1 y 7 días por semana a darle de comer a sus vecinos.

 

Siempre la convocatoria la hacen los niños. En el barrio se sabe cuándo la familia se quedó sin trabajo y entonces no hay plata y se come raleado, una vez por día. En el barrio todas las disputas entre los adultos desaparecen frente a los hijos y sus ojos grandes que te miran de abajo, enormes en medio de tanta flacura. Y la sonrisa, las sonrisas, son impagables cuando la sopa o el guiso humeante comienza a recorrer el tablón que hace de mesa.

 

Entonces esas familias generosas redoblan el esfuerzo para aumentar la carne, o aumentar la frecuencia. Y se sale a pedir al panadero, al mayorista, al carnicero, al amigo, al desconocido, a quien sea para poder brindarle a esos niños la posibilidad de acomodar sus colas en el borde de la banqueta para llegar más cerca del plato suculento. Sentir el aroma de la comida caliente antes que su sabor.

 

A principios del 2020, cuando se lanza el IFE imaginaron que había unos 2 millones de beneficiarios. Es lo que decían los números dejados por el macrismo, pero fueron 9 millones. Un quinto de la población argentina estaba en situación de emergencia resultado de 4 años de políticas hoy reivindicadas por ignorantes. La mochila se hizo enorme, pero se avanzó.

 

¿Errores? miles. Se giraron fondos a las provincias para atender las centenas de familias del norte profundo y cuando aparecieron igual los desnutridos, argumentaron que eran “estructurales”. ¿Qué querrá decir, que estructuralmente desaparecen los fondos enviados?

 

Mientras aumentan los comedores o sus comensales, el estado provincial se retrajo en su aporte. No nos referimos a los números que cuentan en televisión, sino a los que reciben esos ojos con hambre.

 

Por esto es que cuando un Diputado Provincial como Exeni cobra un IFE, o Rodríguez inscribe a una persona para cobrar él su sueldo, a cambio de migajas o el Diputado Orozco asume con decenas de causas judiciales nos preguntamos si no tenemos que hacer cambios muy de fondo. 

 

Con estos legisladores no existe la menor esperanza para esos grandes ojos que te miran desde abajo, con la huella de las lágrimas marcadas en el polvo de sus caras. A estos Legisladores enemigos del pueblo hay que recordarlos, en el partido que estén, no me importa.

 

Y hay que despedirlos.