Hoy, 15 de febrero,  se cumplen 30 años de la desaparición física de Roberto Romero; para el común de la gente de Salta “Don Roberto”, como lo siguen recordando, aún vivo en su memoria. Porque “a un gran hombre no se lo recuerda con la nostalgia de un pasado que no volverá, a un gran hombre se lo recuerda, trabajando y generando condiciones para aquellos que necesitan de nuestras presencia”. Esa  fue la premisa que supo llevar adelante durante toda su vida y que, durante su período de gobernador, fue su impronta, siendo uno de sus logros, la creación e idea trascendente, inconclusa, como lo fue el pacto para la INTEGRACION REGIONAL DEL NORTE GRANDE. Pacto que hoy vuelve a tomar fuerza y con total vigencia.

Roberto Romero, fue el primer gobernador electo por el pueblo en 1983, después  de la dictadura militar. Y fue el hombre que con su visión tan particular como emprendedora, promovió la integración y desarrollo de la región, poniendo a Salta, nuevamente, en el centro geopolítico del norte argentino, con la creación del Pacto de Integración Regional NORTE GRANDE, en1986.

 

Nació en la Ciudad Capital de la provincia de Salta el 22 de Octubre de 1927, en un hogar humilde; y murió el 15 de febrero de 1992. Hijo de Juan Bautista Romero y Lucía Fayón.

 

Dueño del Diario “El Tribuno” de Salta, hizo de este medio periodístico uno de los más importantes del país. Muchas de las labores que llevo  adelante Roberto Romero se encuentra vinculada a la trayectoria de más de cincuenta años de “El Tribuno” y de varias emprendimientos empresarios. Amén de su gestión de gobierno con gran contenido popular desde 1983 hasta 1987

 

Romero fue un empresario pujante y un gobernador. Y como primer mandatario de Salta, se propuso transformar Salta, con emprendimientos estratégicos en el orden cultural, deportivo, agropecuario y urbanístico. Su capacidad para diversificar sus actividades le permitió destacarse en la producción rural, en la minería, en la construcción y en el periodismo. En todos esos rubros exhibió su aptitud para delegar responsabilidades.

 

Su administración, al frente de la gobernación de Salta, se caracterizó por desarrollar en los primeros años trabajos de promoción en el campo social. De esta manera se elaboraron planes de salud que redujeron la mortalidad infantil, junto a proyectos educacionales, que llevaron a los docente a percibir un salario superior al 40 por ciento en relación a la Nación, dice el historiador Walter Bosisio en un libro editado en 1995 por el Centro Editor de América Latina en Buenos Aires.

 

Roberto Romero, le dio un fuerte impulso a la obra pública, destacándose, sobre todo, la construcción de viviendas populares; y dos obras emblemáticas de su gestión, el Estadio DELMI, construido en tiempo record, y el Teleférico que es hoy uno de los íconos de la atracción turística en nuestra ciudad de Salta.

 

 El proyecto turístico, definido con metas realistas y generosas comenzó a posicionar a Salta como uno de los destinos de privilegio en el país. Obras como el Delmi y el teleférico, cuestionadas en su momento, muestran su importancia tres décadas más tarde. El programa sanitario, a través de Atención Primaria de la Salud, la construcción de miles de viviendas y la creación de decenas de establecimientos secundarios y terciarios en toda la provincia, delinearon el perfil social de su proyecto. Con visión de futuro, Romero fue el gran impulsor del Norte Grande, una estrategia regional a la que se sumaron diez provincias con vocación federal.

 

Roberto Romero fue un visionario, de la política. Fue el hombre que supo reconstruir el rol protagónico de Salta, en el contexto de las provincias y el país.

 

Roberto Romero supo ganarse el cariño de su pueblo, por su calidad humana, su gran contracción al trabajo y al espíritu solidario para con los más humildes, a quienes trató de brindarles todas las herramientas y oportunidades, de que disponía el Estado provincial, para sacarlo del estado de marginalidad en que se encontraba, históricamente, la provincia.

 

Nadie puede olvidar el impulso que le dio a la educación, generando nuevos espacios de trabajo, a los nuevos docentes, con la jubilación de los docentes que hayan  cumplido 25 años de servicios frente a grado.

 

Fue un líder reconocido en el Norte Grande, y también un importante referente político a nivel nacional. 

Más aún, siempre en esa línea, en consonancia con los gobernadores del Norte Grande, se llegó a diseñar el proyecto de construcción del gasoducto del Noreste, que llevaría gas natural desde Salta, a las provincia del litoral, incluso al sur de Brasil. Este proyecto tuvo que esperar casi 25 años para que la Nación viera como viable y necesario su construcción; y aunque aún no se haya terminado, al menos se dieron los primeros pasos; siendo uno de los proyectos más deseados para los litoraleños, por el  fuerte impacto que tendrá dicha obra en el desarrollo y crecimiento de toda la potencialidad natural e industrial de toda la región.

 

Este año se recordó un nuevo aniversario de su muerte. Y  a pesar de que el año pasado, por efectos de la pandémica del COVID 19, no se tuvo espacio para su recordación publica y masiva,  en este 30 aniversario volvió a resurgir, más que añoranzas, los sentimientos de pertenencia a un pueblo que hoy lo recuerda, tan vivo como siempre en su memoria,  con muestras  de cariño y admiración, hacia ese hombre, el querido “DON ROBERTO”, que se supo  ganar el corazón de los más humildes. Y hoy, a 30 años de su muerte, como en su primer aniversario, lo siguen recordando como su espíritu viviente, muchas veces con una foto en  el living de su casa que les recuerdan que aún sigue vigente su calidez humana, su entrega, su visión y su dedicación a un proyecto de provincia y de país, más  integrado y con mayor inclusión social, productivo y político de desarrollo

 

Su gran sueño, su gran afán de la política, hoy está tan vigente como siempre. El Proyecto de Integración Regional del NORTE GRANDE, nuevamente vuelve a retomar esos objetivos de integrar esfuerzos políticos y económicos y sociales para seguir creyendo en la posibilidad de una nueva Argentina, para poder sacar de la marginalidad a toda la región norte de nuestros país, históricamente tan rico pero empobrecido, hasta el grado de ser considerada marginal y olvidado con respecto a las demás provincias centrales.

 

Habiendo compartido tantos momentos, en su recorrido por la provincia, no se puede olvidar que no escatimaba esfuerzo para estar junto a la gente, compartir un mate, escuchando tantos sueños de esa gente humilde que solo  pedía vivir con dignidad. Y él recogía las palabras de los humildes para luego proceder a mandar a sus más inmediatos colaboradores, algunas veces con soluciones imples;  otras, siendo más complejas, con proyectos que les diera mayor inclusión a todos ellos para que pudieran crecer y desarrollarse.

 

Nunca tuvo temor de mezclarse con el pueblo, porque de ahí supo llevar adelante pequeños y grandes proyectos que siguen siendo ejemplo de gobernabilidad para las generaciones presentes.

 

Por eso, en este nuevo aniversario de la muerte de “Don Roberto”, hay que buscar aprender y actuar con la visión y entrega que mostró en su primera y única gobernación. Porque no quiso ninguna cláusula de reelección, en la reforma de la constitución; a pesar de que muchos pedían que aceptara la misma.

 

Cosechó muchos amigos; pero también detractores. Sin embargo, muchos de estos últimos hoy reconocen la figura agigantada de Roberto Romero, que aún vive en el corazón de la mayoría de los salteños que lo conocieron, más que en el bronce frío de una estatua o monumento.