Los terrenos salinos en general dan lugar a los lambederos, esto es lugares donde los animales van en busca de sales esenciales para sus dietas.

El ganado encerrado recibe sus raciones de sal sea en panes cortados de los salares, sea en panes preparados en moldes y con distintos aditivos agregados o bien en bloques cortados en la dura sal de roca. El ganado cerril y los animales salvajes deben procurarse esa sal en lambederos naturales, generalmente sedimentos con algún contenido salino.

 

Aridez, altura y sal

 

Desde tiempos preincaicos el transporte de sal desde las alturas de la Puna a los valles abajeños fue constante. Primero en llamas y más tarde, con la llegada de los españoles, en burros. Todavía al día de hoy se ven tropas de burros transportando panes de sal hacia distintos lugares.

 

Muchos salares de la Puna fueron -y algunos aún hoy lo son- motivo de explotación de sal para su uso ganadero, entre muchos otros usos. Antes, cuando el tren funcionaba normalmente, era común el transporte ferroviario de los distintos tipos de sal gema, esto es lavado, raspado o roca, desde la Puna a la ciudad y desde allí a distintos destinos. El encarecimiento de los fletes limitó dicha actividad.

 

Por otro lado, la mayoría de los salares están hoy concesionados por salmueras de litio como actividad minera dominante. La salinidad de los terrenos se reduce de oeste a este, esto es desde la alta Puna salada, pasando por los valles intermontanos de la Cordillera Oriental y las serranías de las Sierras Subandinas hasta la extensa llanura chaqueña.

 

A mayor humedad, mayor es el lavado de las sales solubles que se lavan y fluyen en los ríos. Con una evaporación fuerte las sales se concentran y pueden dar lugar a eflorescencias salinas y salitrales. Más allá de que hay muchas formaciones geológicas, de muy distintas épocas, que contienen capas de sal y de otras evaporitas que aportan su contenido salino al ser lavadas.

 

Las imágenes satelitales muestran como los vientos que vienen desde el Pacífico al pasar por la Puna seca y salada arrastran polvos cargados de sales y los transportan hacia el este para hacerlos caer fuera del ámbito de la Puna y llegan al interior de la llanura chaqueña.

 

Lo mismo pasa con las cenizas volcánicas. Y este fenómeno viene ocurriendo desde hace millones de años. Mucha de la sal en los sedimentos intermontanos y chaqueños viene de la Puna. Así como también el arsénico y otros elementos químicos que lo acompañan. La necesidad de incorporar sales a las dietas es común a hombres y animales.

 

Geofagia

 

Una palabra lo define y es "geofagia", etimológicamente "comer tierra". Esta práctica ha sido común a muchos pueblos de muy distintas latitudes. Especialmente en regiones con dietas restringidas. Hay algunas arcillas muy específicas que se consumen mezcladas con papas y otros alimentos en la región andina y reciben nombres quechuas como chacco o phasalla.

 

Los animales buscan instintivamente los terrenos salíferos para proveerse de esos suplementos dietarios. Hay países donde se arroja sal en las rutas para evitar que se congele el agua, forme hielo y cause incidentes. El problema es que los animales salen a la ruta a comer esa sal y así se producen accidentes.

 

En algunos lugares las formaciones de sal de roca afloran en la superficie y allí concurren los animales para abastecerse. Incluso se da el caso de sales marinas con intercalaciones de sales potásicas y magnesianas, además de las sódicas, pero donde los animales eligen por sus características palatables y organolépticas solamente a las sódicas.

 

Tal el caso de Suria o Cardona en Los Pirineos españoles donde las sales potásicas quedan en relieve formando filos aserrados entre los niveles sódicos acanalados.

 

"Lamber" es el arcaísmo de lamer y no un regionalismo. Esos lugares donde el ganado concurre a lamer los terrenos son llamados lambederos, pero también puede usarse el sinónimo lamederos. Ambos han generado algunos topónimos en el país. Otro sinónimo que se usa en Perú y Ecuador, en la cuenca del río Madre de Dios, es "barrero". Estos lugares de greda salitrosa son frecuentados por animales montaraces, especialmente monos y antas que practican verdaderas excavaciones en el terreno.

 

Ciro Bayo menciona que allí iban los cazadores en noches de luna cuando querían procurarse alguna pieza mayor. Describe a los animales como muy golosos de esas tierras. El equipo de Sera Young y Paul Sherman, de la Universidad de Cornell, analizó 482 casos de geofagia humana y 330 casos de geofagia en animales de 297 especies de aves, reptiles y mamíferos, incluyendo a 70 especies de primates.

 

Lo cierto es que el ganado cerril y los animales salvajes acuden a esos lugares con tierras salinas por dos razones esenciales. Una es la sal en sí y otra las arcillas que la contienen. Ocurre que esas arcillas son a su vez útiles para la digestión de semillas tóxicas, sea cuando los animales se encuentran envenenados o bien si sufren problemas gastrointestinales.

 

La ingestión de arcillas acarrearía entonces efectos medicinales que proporcionarían una cierta protección contra sustancias tóxicas, parásitos y patógenos trasmitidos por los alimentos. Pero a su vez esas arcillas son portadoras de otros elementos químicos valiosos como suplementos dietarios.

 

A más de los elementos mayores son necesarios muchos otros elementos menores o trazas, oligoelementos, los cuales cumplen funciones fisiológicas específicas. Entre los elementos mayores se tienen sodio, calcio, fósforo, potasio, magnesio y azufre mientras que entre los elementos menores, a nivel dieta, se encuentran hierro, cobre, zinc, manganeso, molibdeno, yodo, flúor, cobalto y selenio que se necesitan en pequeña cantidad pero que cumplen funciones fisiológicas esenciales.

 

Valores nutricionales

 

Las sales son así tan importantes para la dieta animal como lo son el agua y las plantas. Se calcula que un animal vacuno consume unos 130 gramos de sales por día entre lo que incorpora por forraje, agua y sal mineral. Con ello se ayuda en un crecimiento sano, buena estructura ósea y muscular, buen funcionamiento de la digestión y el metabolismo, reproducción y producción de leche, entre otros aspectos de la dieta que ayudan a evitar diferentes patologías.

 

El sodio presente en el cloruro de sodio y otras sales de las eflorescencias salinas (carbonatos, bicarbonatos, sulfatos) tiene como función mantener el equilibrio osmótico del animal permitiendo un balance entre la cantidad de agua dentro y fuera de las células evitando la deshidratación. O sea que las sales minerales son las responsables de retener el agua en el cuerpo y también participan en procesos tan vitales como la correcta función cardíaca, la contracción muscular, el impulso nervioso y regular el pH.

 

Rocas y sedimentos salinos se encuentran ampliamente representados en el norte argentino y ayudan a suplir la sal dietaria del ganado cerril y de los animales salvajes. Los animales lamen los sedimentos, generalmente rojizos, y van formando cavidades que van aumentando de tamaño con el paso del tiempo.

 

Se han encontrado lambederos con formas de cuevas de más de un metro de diámetro. Son geoformas de erosión biológica o biogeoformas. Por el tamaño, algunas pueden tener varios siglos de antigüedad. A lo largo y ancho de la sierra de Mojotoro aparecen regularmente en una formación pleistocena que a veces contiene restos fósiles de la megafauna cuaternaria (mastodontes, gliptodontes, megaterios, etc.). También se encuentran conchillas de invertebrados terrestres (gasterópodos).

 

Se trata de sedimentos salinos rojizos, limo-arcillosos, con polvos eólicos (loess), cenizas volcánicas y nódulos de carbonatos (concreciones, increciones, rizoconcreciones y pseudo-muñecos de tosca). Entre los animales que van a proveerse de sales en esos lambederos, además de vacas, caballos o burros, se encuentran rastros de corzuelas y chanchos del monte. Al parecer los animales desgastan el sedimento con la lengua y se ayudan con cuernos, colmillos y pezuñas para desgastar los materiales generalmente blandos.

 

La Cátedra de Mineralogía de la UNSa lleva adelante un estudio sobre esos materiales para identificar su quimismo, mineralogía, fósiles, estratigrafía, génesis y paleoambientes de formación, entre otros parámetros de interés científico.