La política al servicio del bienestar del pueblo y no de los rapiñeros sin escrúpulos

 

El día que los argentinos y salteños, podamos ver que la política dignifica y ayuda al bienestar de nuestro pueblo, ese día vamos a comenzar a creer en los políticos.

 

El pueblo ya comienza a tomar conciencia del poder que tiene con su voto, y lo está demostrando, claramente, cada vez con más énfasis y convicción.

 

La mayoría de los argentinos piensan que los “políticos” buscan el favor de ellos, en cada elección solo para alcanzar su objetivo de beneficiarse de las estructuras del estado, en beneficio propio y del sector a quien representan.

 

Particularmente en Salta, todos lo piensan…y si lo dicen lo hacen en voz baja para que no se enteren esos mismos a quienes desprecian por ser los “rapiñeros” del poder. Poder que sabemos que no siempre lo ejercen los que dicen tenerlo sino otros que, detrás de la escena, a la sombra de los privilegios que ostentan, dan la imagen de seres impolutos, pero a costa de comprar voluntades que les permita seguir manejando la cosa y la hacienda pública a su antojo.

 

La política es noble, es sana, es imprescindible en la búsqueda de la felicidad del pueblo. Lo que son malos… los que la prostituyen son aquellos que prometen cosas que nunca van a cumplir… que una vez que llegan se olvidaron de quienes los ayudaron a llegar; y solo piensan en sacar el mayor provecho, no importando cómo, para aumentar su patrimonio y sus  espacios de poder… por lo mismo.

 

Estoy convencido que, más temprano que tarde, vamos a recuperar la dignidad y trabajar con nobleza y sin condicionamientos, para formar dirigentes políticos que entiendan que son llamados a ser parte de la transformación de una nueva Argentina, una nueva Salta, potencialmente rica y con mucho futuro. Pero que nos está faltando el combustible de honestidad y transparencia para sacar al país del estado de decadencia en que nos  encontramos.

 

Para lo que toman por asalto la política, para hacerse ricos, de la noche a la mañana, sepan que aún hay “locos lindos” que sabrán darles el escarmiento para que vayan a llorar a la cruz por su ambición desmedida que, condenan a tantos argentinos a la marginalidad y la muerte por desnutrición, alfabetismo y matando sus esperanzas. Amo la política pero no a los rapiñeros.

 

Para construir el futuro, comencemos hoy.