La próxima elección nacional en Salta parece tener resuelta su primera fotografía: La Libertad Avanza, con Emilia Orozco al frente, se encamina a ganar cómodamente y aportar dos senadores al oficialismo de Milei. Pero esa certeza inicial es apenas la superficie de un tablero mucho más complejo. La verdadera disputa —la que concentrará tensiones, acuerdos y traiciones— está en definir quién ocupará el tercer escaño del Senado.
En esa pulseada aparecen tres nombres que no necesitan presentación: Juan Manuel Urtubey, exgobernador que busca recuperar protagonismo nacional; Sergio “Oso” Leavy, actual senador con estructura kirchnerista; y Flavia Royón, la carta del gobernador Sáenz, que aspira a construir representación propia en Buenos Aires.
Ese tercer lugar es más que un premio consuelo: es una pieza de poder decisiva. Si lo ocupa Royón, Sáenz amplía su margen de maniobra frente a la Casa Rosada. Si lo consigue Urtubey, regresa un actor con peso propio y capacidad de proyección nacional, un jugador que incomoda a todos. Y si Leavy logra retenerlo, el kirchnerismo tendrá aire en un contexto adverso.
El dato político clave es que, en Salta, la batalla electoral no se libra en el podio de los ganadores, sino en la sombra del “tercer puesto”. Allí se jugarán las negociaciones subterráneas, las alianzas tácticas y las operaciones de último minuto.
Más que en la victoria de LLA, el foco debería estar en quién se queda con esa silla caliente. Porque ese voto en el Senado puede inclinar la balanza en la política nacional y, al mismo tiempo, reordenar el mapa de poder provincial. En definitiva, en Salta el tercer senador no es un detalle: es el verdadero botín electoral.