Unidos por una pasión, por qué no por el país

Desde fines de noviembre que todos vivimos un tiempo especial de anhelos y esperanzas.

 

Nuestra selección nacional, como hace mucho tiempo, supo enamorar a los argentinos y, con la figura de Messi, todos están suspirando, partido tras partido por conseguir el tan anhelado trofeo de la copa mundial de fútbol de Katar 2022.

 

Y en cada partido, a través de las pantallas de los televisores, en su mayoría, y algunos a través de una radio, se vuelve una fuerza motivadora de comunión de todos los argentinos por la selección.

 

Podemos decir que es fenomenal esa fuerza de unidad hinchado por un equipo de jugadores que visten la celeste y blanco, símbolo tangible que une los corazones y las voluntades de todos los argentinos, que se expresa en un solo grito que recorre el espacio del mundo: ¡VAMOS ARGENTINA!!!

 

Y eso es conmovedor... es contagioso y en ese grito sintetizamos todos el fervor y la fuerza de un país que empuja hacia el triunfo a los que representan a nuestro país en un campeonato mundial de fútbol.

 

Pero entonces, más allá de la irracionalidad y emotiva reacción de gozo y alegría ante cada gol que nos permite ir ganando cada partido y acercarnos al objetivo de ser finalista y ahora ya a aspirar a ser campeón del mundo, nos vamos preguntando, cuando termine este sueño argentino de querer ser campeones, que vamos a hacer.

 

Podríamos soñar, igualmente que en este caso, que podemos unirnos como argentinos para ser campeones de nuestras propias potencialidades  como país, y empujar todos juntos como parte de un gran equipo que formamos como país a salir del estado de postración y desigualdades que sufrimos a lo largo y ancho del país.

 

No quisiera pensar que al mismo tiempo de estar todos juntos con una camiseta de la selección, gritando la gloria de un equipo,  mientras nos estamos abrazando con el que poco después pasará a ser mi enemigo, aún en la lucha por mejorar las condiciones de vida miserable que se vive en este país.

 

No quiero pensar que no sepamos contagiarnos de la voluntad de construir unidos, el triunfo de una Argentina que además de potencialmente rica merece ser vivida sin mezquindades.

 

Podemos ser parte de un sueño de una selección nacional por el país. El futuro venturoso está ahí, la cancha esta de nuestro lado.