La política es tierra de sapos. Esto es un hecho. Lo queramos o no, cada tanto, y últimamente muy seguido, nos sirven un plato muy engalanado, con música empalagosa, banderas flameando al viento, pantallas gigantes emitiendo proclamas impactantes, familias filmadas agradeciendo lo que hicieron o lo que dicen que van a hacer.

Por favor que nadie se sienta aludido con el título de esta nota, cualquier parecido con un lector real debe considerarse mera coincidencia. Con cierta frecuencia nos ocupamos en esta columna de etimologías laborales, en esta oportunidad hablaremos de etimologías no laborales, porque nos referiremos al no trabajo: a las distintas formas –que por voluntad o por circunstancias de la vida- se hace de la vagancia una profesión. De alguna manera a mí los vagos me resultan simpáticos y, fíjese el lector, que en medicina ocurre lo mismo: el nervio vago es el que transmite calma cuando el sistema simpático se entusiasma.

La semana que pasó fue un huracán. De un lado y al otro de la grieta los nombres se superponían a las ambiciones. Unidos por la Patria, ex El Frente de Todos, se debatió entre sus corrientes principales y cada constructor original de aquel Frente de 2019 expresó su interés de liderar a UxP. Así, Alberto propuso a Scioli, Cristina a Wado y Massa a ….. bueno Massa se puso el mismo (L`Etat c`est Moi). Los gobernadores propusieron a Manzur, los movimientos sociales a Gravois y el cristinismo crítico de Soberanxs, Unidad Popular, PtP y otros, adherían a la idea de Wado. Rossi se mandó por su cuenta, como un “muleto” de Scioli.

En mi artículo anterior, “El Futuro Ya Llegó”, de la semana pasada, traté de mostrar que en el norte argentino se estaban desplegando maniobras anti pueblo que anticipan, como pruebas de ensayo, una fuerte derechización de las políticas públicas si llegara JxC al ejecutivo nacional.

Las trabajadoras y los trabajadores del Estado provincial están protagonizando una oleada de conflictividad, motivada por la espiral inflacionaria y la reticencia de los poderes públicos a mejorar determinadas condiciones de trabajo.

Creo que nuestra comunicación es pésima. Estoy seguro de que no logramos transmitir lo que está en juego. La amenaza que se cierne sobre todos nosotros. O tal vez no logremos vencer en esa lucha de conceptos al volumen de mensajes homogéneos, pre digeridos por equipos de expertos en manipulación de las percepciones.

Suelo reenviar la columna con algunas reflexiones complementarias. En este momento de crisis, las medidas del gobierno, que constituye una importante base de entendimiento, no lograron su objetivo, pues los autoconvocados están con bronca. La Carta del Arzobispo dirigida a las partes en conflicto y a la comunidad en general, ayuda a encontrar el camino y a serenar los ánimos. Transcribo, y hago mías, las palabras del Arzobispo.

A 40 años de Democracia, luego de todo lo que significo recuperarla, era de suponer que realizaríamos todos los esfuerzos para reforzar y fortalecer nuestras instituciones. Todo lo contrario, parecería que no aprendimos nada, en particular aquellos dirigentes que deberían, poner toda su experiencia y sapiencia para fortalecer cada uno de los institutos de la democracia y buscar la participación de todos los sectores, antes que encerrarse en proyectos personales y/o egoístas.

Sindicatos, empresas, gobierno, navegan en el velero del derecho laboral como si lo hicieran en el más moderno y ágil de los navíos, surcando un mar diáfano con suaves vientos empujando sus velas. No advierten la precariedad del navío ni la turbulencia de las aguas.

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