Hace quince días, mi familia me invitó a ver una obra de teatro en la Sociedad Italiana. La Obra se llamaba “Artificio Casamiento”, donde el público fue parte y protagonista de ese casamiento. No voy a analizar el contenido de la obra, solo expresar mi sorpresa cuando me encontré con un escenario para nada tradicional, con mesas, estratégicamente distribuidas, con copas y bebidas. Nosotros, los invitados, fuimos parte activa de esa obra dirigida por CRISTINA IDIARTE, con un actores salteños que se sorprendieron por su gran nivel profesional, atrapando, minuto a minuto, una muy divertida trama que ofrecía la obra.

Uno siempre que iba a ver una obra de teatro, era una obviedad que estaba para ser simple espectador, que en silencio y con mirada crítica sobre un escenario lejano, igualmente disfrutaba de una buena obra de teatro.

 

Y ese día, cuando fui a la Sociedad  Italiana, pensé que iba ser igual. Sin embargo, cuando llegamos, me sorprendió ver unas mesas, en el salón, coquetamente adornadas, con vinos, gaseosas y agua mineral. ¿Dónde podemos sentar? - preguntamos temeroso de habernos equivocados de obra o de lugar- Y nos dijeron que donde deseábamos…donde haya un asiento libre en cualquiera de las mesas.

 

Y una vez que nos sentamos, un mozo nos saludó y nos sirvió vinos en las copas y yo pensando que habíamos pagado por ver una obra de teatro y no para una cena…

 

Pues sí señores, nosotros ya formábamos parte del escenario del “Artificio Casamiento”. Y en realidad, no sabía quiénes eran los verdaderos actores de la Obra… pero pronto lo sabríamos al comenzar, cuando el novio y la novia, junto a los padrinos, aparecieron en escena; y los protagonistas comenzaron a aparecer en escena. Pero lo importante fue que yo me sentí, al igual que todos los que fueron a ver la obra, que estábamos actuando, de una forma u otro, en la misma.

 

Esta obra de teatro romántica, me hizo sentir protagonista de un casamiento de película. Con los enredos de vivencias, hipocresías disimuladas, era la esencia de lo que ofrecía esta pieza teatral. El humor mezclado en toda su trama, iba descubriendo las miserias humanas de una sociedad (se me antojó pueblerina). Una obra humana, pintando los rasgos de los seres humanos que esconden sus debilidades y sus prejuicios por actos o actitudes de una convivencia poco transparente.

 

Pero no quiero describir “Artificios Casamiento”, solo decir que ir a verla fue una experiencia única. Sentí que, por una vez, yo fui actor y que desplegué mis habilidades, aunque sea muy poco, en darle volumen a la calidad humana y profesional de todos los actores salteños que supieron brindarse  para que, todos aquellos que fuimos a ver una obra de teatro, nos encontráramos con una nueva forma de hacer y ver teatro. Como en la antigua Grecia en los anfiteatros.

 

Reconozco que al principio no me sentí cómodo con ser parte de ello. Pero la puesta en escena de “Artificio Casamiento”, no solo fue novedosa, sino que a mi lado estaba un actor o una actriz que me hizo ver que el teatro es eso: dinámica, participación. Y que el espectador ya no lo es más…sino que ya forma parte de la misma obra.

 

Y eso me gustó. Fui actor por un momento. Y la Obra como si fuera mía.

 

Gracias por regalarnos un espacio para disfrutar y vivir a pleno el teatro. Ojalá muchas obras se lleven a escena de esta misma forma.