Los números están echados a volar. La fórmula FF se encamina hacia un triunfo histórico y no existe maniobra mediática, publicitaria o económica que corrija ni siquiera un poco el resultado de octubre. 

El futuro se plantea entonces con un escenario de dificultades tremendas para los próximos gobernantes. Macri, Clarín y Cambiemos dejarán tierra arrasada y tendremos que trabajar para reorganizar la vida de los trabajadores. 

 

La “MACRO” internacional solo se solucionará con tiempo, tiempo que se obtendrá de negociaciones  fuertes con los acreedores. La “MACRO” nacional, fronteras adentro, donde se dirime la puja salarial, la inflación y la crisis empresaria solo se podrá resolver en el marco de un acuerdo importante que permita poner en marcha la máquina empresaria y por lo tanto el empleo y su mejora salarial.

 

El sindicalismo argentino tiene un nuevo desafío. Uno que por un lado le impone sus bases y otro que le impone la responsabilidad más amplia de la gobernabilidad.

 

El atraso salarial de los últimos 4 años, la precarización progresiva, incluso en empresas que antes no contrataban fuera de convenio, requiere ser atendida. Me parece que este será también el primer paso del nuevo gobierno.

 

El segundo paso será la contención de los reclamos en el camino al lanzamiento de la actividad industrial y de servicios que necesita la Argentina. 2020 será un año largo por la herencia maldita, pero estoy seguro que, como en otras oportunidades, el sindicalismo argentino “dará la talla” del desafío del momento.