Los últimos acontecimientos internacionales han llenado de entusiasmo a buena parte de los argentinos.

Un año después de haber sido derrocados mediante un golpe cívico militar acompañado de actores internacionales manejados por los poderes de Norteamérica (OEA + Embajada) el Movimiento al Socialismo, MAS, recupera el poder en las urnas con un éxito indudable.

 

En los EEUU, en una elección reñida, más por los improperios, el debate y los cuestionamientos legales, que por los votos, por primera vez desde Jimmy Carter el oficialismo no renueva su gobierno. Biden es presentado como un cambio de rumbo para los EEUU.

 

Se puede decir que por sí solas estas noticias son buenas noticias. Parafraseando al aburrido, “¡Qué lindo es dar buenas noticias!”.

 

Un toque a la realidad nos impone trocar el entusiasmo por alegría.

 

Lo de Bolivia. Se trata de un triunfo del pueblo boliviano y como tal es necesario rendir homenaje a estos guerreros que lograron simultáneamente recuperar la democracia y producir el recambio en su conducción. Podemos entusiasmarnos y desear que en Ecuador suceda otro tanto. Pero tenemos que evaluar convenientemente que las fuerzas democráticas regionales no actuaron para evitar un golpe que produjo decenas de muertes y desapariciones. ¿Es un triunfo de la democracia regional? No. Simplemente porque buena parte de los gobernantes regionales de entonces no querían al Evo y sus políticas. (Si, el litio también)

 

Alegría por Bolivia, honor a los bolivianos.

 

Se va Trump y llega Biden. Las políticas exteriores de las potencias no cambian de gobierno a gobierno. Es muy raro que esto suceda, por lo que no esperemos mayores cambios. Obama Demócrata impuso el bloqueo a Venezuela, no Trump. Recuerdo. Biden defendió la alianza con Gran Bretaña durante la guerra de Malvinas. Entonces habló claro (1982), como para que Galtieri y su mando tomara nota de lo que podían esperar de EEUU, ya que tenían la peor inteligencia del mundo.

 

Así que creo que podemos estar alegres de no tener que escuchar a un mal educado en la tele, pero entusiasmo cero. Incluso pueden sucederse cambios regionales que los empujen a recuperar sus manías intervencionistas y habrá que estar muy precavidos.

 

Tomemos un respiro de tanta realidad aciaga y retomemos el camino de construir nuestra independencia económica, soberanía política y nuestra justicia social, tan ausentes todas.