Nos muestran una política maquillada y fea.

Parece que esa es la consigna de nuestros tiempos, maquillar, apenas y por encima, la política que debe regir nuestro destino como país, provincia o municipio.

 

Hay que ser honestos, tras el triunfo electoral en las PASOS, buscando los candidatos para el congreso nacional, la oposición se ha envalentonado con los resultados alcanzados en la zona central del país. Y con esos guarismo, que sabemos que no son del todos definitivos, ni muchos menos,  la Oposición al gobierno nacional, ahora se creen que han resucitados para ser los “mesías” de la Argentina que, dos años atrás no supieron defender, en su soberanía económica, social y cultural, sino que al contrario se dedicaron a protagonizar un gobierno de un pocos para unos pocos…al resto de los argentinos que Dios los ayude porque en el gobierno de cambiemos no había lugar para los pobres, marginados, trabajadores y  emprendedores.

 

Lo que no está entendiendo, los profetas del odio visceral a las políticas de inclusión del gobierno nacional, que con atacar arteramente al gobierno, elegido democráticamente por el pueblo, al igual que Mauricio “Milonguita” Macri, se sigue agrandado, cada vez más la brecha de la desigualdad que en principio supo romper Perón a partir del histórico 17 de Octubre.

 

La confusión reinante en la actual política argentina, se está dando tanto dentro de la misma coalición de gobierno como de la propia oposición. Parece  que todos somos enemigos unos con otros. Sólo vemos cómo, en nombre de la “Política”, se apuesta a generar el mayor grado de confusión e incertidumbre con miras, obviamente, al 2023,

 

 Ahora está de moda las “operetas” en las redes sociales, donde se promocionan candidatos (a montones) pero la gente poco ve o escucha sobre propuestas que permita superar la crítica situación socio-económica que estamos padeciendo, no sólo a consecuencia de la Pandemia del COVID-19, sino por el arrastre de una política de Cambiemos, que llevó a endeudar al país con el FMI, en menos de cuatro años, como jamás lo hiciera la Argentina en toda su historia como país independiente.

 

Es cierto que el gobierno de Alberto y Cristina, sabía qué país tomaban al asumir. Pero en dos años, en vez de encontrar un consenso, mediante el diálogo, para afrontar los duros desafíos de la crisis económica, social y sanitaria desastrosa, solo hubo una oposición mezquina y sin aportes para salvar al país de esta crisis. Y el mismo gobierno nacional, tendrá que hacerse cargo de lo suyo, al no buscar construir puentes de plata por donde atravesar la  tormenta y llegar a un acuerdo maduro, por encima de los intereses sectoriales, para apostar en lo inmediato y mediato al futuro promisorio del país.

 

Y estos sin dudas que va generando un “kilombo”, en el mundo de la política, que el pueblo se cansa y opta por refugiarse en la indiferencia. De ahí que muchos no fueron a votar; y otros tantos lo hicieron en blanco. Y es precisamente el guarismo de esos dos sectores, que si bien mostraron su descontento con esa actitud,  seguro son los que van inclinar la balanza el próximo 14 de noviembre, cuando se celebren las elecciones generales para la renovación de congresales de todo el país. De ahí que la dirigencia de Cambiemos, no debería confundirse con el espejismo de las elecciones de las PASO. Porque incluso si piensa que la gente le vuelve a brindar su confianza para que sigan haciendo lo que hace dos años les dijo que NO, es que realmente no están leyendo el mensaje de la ciudadanía.

 

Y a pesar de que el gobierno acusó el golpe de una derrota parcial de setiembre pasado, creo que deberían esforzarse más en dar un mensaje de unidad hacia adentro de la propia coalición de gobierno. Y desde allí mostrar un programa de gobierno que, estamos seguros, son capaces de llevar adelante a partir de ahora. Reconocer los errores no es mostrar debilidad sino al contrario, mostrará mayor claridad y fortaleza para desarrollar un programa de gobierno que consolide una política de inversión y empleo, potenciando la gran riqueza que tiene nuestro país, en beneficio de todos los argentinos y no de unos pocos.

 

Y en el ámbito del movimiento obrero organizado de la CGT y demás movimientos de trabajadores y organizaciones sociales, con la fuerza de la unidad y la solidaridad buscan un espacio que les garantice una mayor participación en las políticas  de gobiernos. Porque ven que divididos, pocas chances tienen de mantener los ideales gremiales de ser la verdadera columna vertebral, no solo del movimiento peronista, sino de la construcción de este país.  Porque saben que los trabajadores son los que más sufren los embates del ajuste de los salarios que se ven licuados por la inflación, y también por la falta de empleo, que van a engrosar a muchos argentinos por debajo de la línea de pobreza.

 

En este mundo “de cambalaches” pero del siglo XXI, ya nadie sabe qué es o a quiénes representan los llamados “políticos” que muestran sus baterías de marketing, pero poco o casi nada de sus propuestas. Da la impresión que en vez de ser una vocación de servicio, ahora la política se ha convertido en una agencia de colocación para algunos, o un espacio para el saqueo de las arcas públicas para otros.

 

La verdad que en estos tiempos se puede esperar TODO o NADA de esta política de sainetes embrujados de ambición.

 

Y por casa, aquí en Salta, el sainete de la ópera de la zamba carpera,  encabezada por “Rubertiño” Sáenz, vemos que solo se potencian nombres a quien votar, pero en una mezcla de desaguisados de Frentes vacíos de todo contenido ideológico o doctrinario.  Y bueno, aquí se da lo que dice el tango, “es lo mismo un burro que un gran profesor”… total todo es igual con tal de seguir usufructuando los espacios de poder, como los actuales actores políticamente reconocidos a nivel local, y que siguen manejando la provincia por más de 30 años o más.  Y la gente…bien gracias.